domingo, 10 de junio de 2012

¿Quién dijo que no se puede ser completamente feliz?

 

 

Al parecer existe el hombre más feliz del mundo, se llama Matthieu Ricard, es biólogo molecular, tiene 61 años y dejó su carrera por abrazar el budismo y ser el asesor personal del Dalai Lama.

Este francés obtuvo la nota más alta en un estudio sobre el cerebro realizado por la Universidad de Wisconsin -Estados Unidos-. Y así, los especialistas en neurociencia afectiva, le nombraron “el hombre más feliz de la Tierra”.

Las investigaciones realizadas
Esta conclusión a la que han llegado los científicos de dicha Universidad es producto de un estudio exhaustivo y durante años del cerebro de Ricard.

El proyecto consistió en someter su cabeza a constantes resonancias magnéticas nucleares, en sesiones de hasta tres horas de duración. Su cerebro fue conectado a 256 sensores para detectar su nivel de estrés, irritabilidad, enfado, placer, satisfacción y así con decenas de sensaciones diferentes.

Los niveles  sobre  los  que  oscilan  estas  pruebas fluctúan  entre 0.3,  muy infeliz,  a -0.3, muy feliz. Mathieu Ricard logró -0.45, por lo que superó y desbordó todos los baremos.

Estos trabajos sobre la felicidad del profesor Richard J. Davidson, del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, se basan en el descubrimiento de que la mente es un órgano en constante evolución y, por lo tanto, moldeable. Este científico estadounidense habla de “La plasticidad de la mente”.

Dentro de estas investigaciones han logrado probar que la corteza cerebral izquierda concentra las sensaciones placenteras, mientras el lado derecho recoge aquellas que motivan depresión, ansiedad o miedo. Ricard, durante sus resonancias magnéticas, mostró una actividad inusual en su lado izquierdo.

Sondeos en diferentes lugares
Los mayores registros de felicidad se detectan en monjes budistas que practican la meditación a diario. Quizá sea fruto de su gran capacidad de explotar esa “plasticidad cerebral” para alejar los pensamientos negativos y concentrarse sólo en los positivos.

En estos sondeos, los habitantes de las barriadas pobres de Manila se mostraron, a pesar de su pobreza y de ser el lugar del mundo más afectado por los desastres naturales, de los más felices. Su intensa vida social y familiar suple todas las privaciones.

En cambio Hong Kong, con una renta per cápita 20 veces mayor aparecen en los últimos lugares en los estudios sobre felicidad. Una de las causas sería la presión consumista, el estrés y el deterioro de las relaciones sociales


Consejos prácticos para ser feliz
Ricard cree que muchos de los sentimientos negativos que tenemos respecto a los demás no tienen una justificación real y que deriva de una creación artificial de nuestra mente como una proyección de nuestras propias frustraciones.

Y ése es uno de los impulsos que el monje francés piensa que hay que aprender a controlar si se quiere ser feliz. Para este budista, la felicidad es “un tesoro escondido en lo más profundo de cada persona”. Sólo con práctica y fuerza de voluntad, se es capaz de encontrarla. Nada tiene que ver los bienes materiales, el poder o la belleza. Y quienes llegan a este punto, según Ricard, sienten lo mismo que “un pájaro cuando es liberado de su jaula”.

Matthieu Ricard opina que el dolor que experimentamos ante la pérdida de un ser querido no debe ser considerado necesariamente como un drama ni como algo triste. “El mejor homenaje que podemos ofrecer a los que ya no están con nosotros es vivir la vida de forma constructiva, ser conscientes de que nacemos solos y morimos solos. ¿Por qué no sentir que cada ser humano es nuestro familiar, que cada casa es nuestro hogar?”.

    La conclusión que se puede extraer de todo esto es que el concepto tan vago y poco preciso de la felicidad es algo que se puede aprender, desarrollar, entrenar y alcanzar una vez aprendido el proceso de crear sensaciones en la mente.



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